🇪🇸 Por nuestros pequeños / 🇬🇧 For our small immediates / 🇵🇹 Pelos nossos pequenos

Salmos 48.12-13: “Andad alrededor de Sion, y rodeadla; contad sus torres. Considerad atentamente su antemuro, mirad sus palacios; para que lo contéis a la generación venidera.”

Psalms 48.12-13: “Walk about Zion, and go all around her. Count her towers; mark well her bulwarks; consider her palaces; that you may tell it to the generation following.”

INTRODUCCIÓN

Dios ve mucho más allá de lo que nuestras mentes limitadas pueden abarcar. Aquellos que le hemos prometido a Él: “Yo y mi casa te serviremos”, seguramente lo hicimos pensando en nuestro matrimonio y en nuestros hijos… pero cuando Dios nos mira, Él ve generaciones.

Quienes estamos tratando de agradar a Dios, oramos y ayunamos para saber cuál es el camino correcto para nuestra vida; lo hacemos porque creemos que Dios nos guía a Su voluntad y bendice personalmente al obedecerle; pero también tenemos que interceder por nuestros pequeños, los que vienen detrás.

ESDRAS Y NEHEMÍAS

Permítanme hablarles un poco acerca de la obra de dos hombres muy conocidos para nosotros: Esdras y Nehemías.

Esdras fue un escriba y sacerdote judío que vivió en el cautiverio en Babilonia, cinco siglos antes de Cristo. 457 años A.C. Artajerjes, rey de Persia, envió a Esdras a Jerusalén a enseñar las leyes de Dios al pueblo. Así que Esdras condujo a un gran número de exiliados, de vuelta a Jerusalén, donde descubrió que los judíos que allí habían permanecido, se habían casado con mujeres no-judías.

Al encontrarse con semejante violación a la Ley, Esdras rompió sus vestiduras y confesó los pecados de Judá ante Dios. Luego purificó a la comunidad y disolvió aquellos matrimonios pecaminosos. Esto le trajo problemas al siervo de Dios: La oposición de varios de sus compatriotas.

Algunos años después, el rey Artajerjes envió a Jerusalén a Nehemías, que era un noble judío miembro de la corte real. Nehemías llegó con el gafete (insignia) de gobernador, y con la tarea de reedificar las murallas de la ciudad.

Una vez que fue completada esta tarea, el sacerdote Esdras leyó la Ley de Moisés a la asamblea del pueblo de Jerusalén, y el pueblo y los sacerdotes entraron en un pacto para respetar la ley y separarse de los restantes pueblos. Así fue restaurada Jerusalén y su vida religiosa, en aquel entonces.

QUE LA PODEROSA MANO DE DIOS ESTÉ SOBRE NOSOTROS

Esdras 8.21-23: “Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes. Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan. Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.”

Ezra 8.21-23: “Then I proclaimed a fast there at the river of Ahava, that we might humble ourselves before our God, to seek from Him the right way for us and our little ones and all our possessions. For I was ashamed to request of the king an escort of soldiers and horsemen to help us against the enemy on the road, because we had spoken to the king, saying, “the hand of our God is upon all those for good who seek Him, but His power and His wrath are against all those who forsake Him.” So we fasted and entreated our God for this, and He answered our prayer.”

Esdras fue alguien que vio las promesas, el potencial, pero también el grave peligro en que estaba la siguiente generación. Después de setenta años de cautividad en Babilonia, una generación entera de jóvenes y niños que nunca habían visto el templo de Jerusalén, marchaba de regreso a la Tierra Santa. Estos muchachos y muchachas sabían poco y nada de Dios.

El camino obvio y fácil para Esdras hubiese sido viajar con un ejército provisto por el rey de Babilonia; pero Esdras y sus seguidores prefirieron confiar en Jehová. El verso 31 nos dice que Dios oyó el clamor de Esdras y de quienes le acompañaban:

“Y partimos del río Ahava el doce del mes primero, para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios estuvo sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y del acechador en el camino.”

“Then we departed from the river of Ahava on the twelfth day of the first month, to go to Jerusalem. And the hand of our God was upon us, and He delivered us from the hand of the enemy and from ambush along the road.”

Aquí hay un principio importante para nuestra vida: Necesitamos que la mano de Dios esté sobre nosotros, para librarnos de nuestros enemigos; pero esto sólo puede suceder:

(1) Si tomamos conciencia del peligro que nos acecha en nuestro camino. (2) Si renunciamos a confiar en el hombre. (3) Si clamamos a Dios por Su protección, y especialmente por Su protección para nuestros pequeños.

Más que nunca antes necesitamos buscar de Dios por la protección de la generación que nos sigue, y creo que todos sabemos el porqué: Nunca antes una generación había estado tan expuesta al peligro, como la que nos sigue.

Vivimos tiempos muy, muy peligrosos, cuando el obrar del enemigo se ha vuelto más intenso que nunca. Satanás (que el Señor lo reprenda) sabe que le queda muy poco tiempo y ha apresurado, masificado, sus ataques. Pensemos por ejemplo en cómo el terrorismo islámico ahora utiliza redes sociales para reclutar gente, y mensajes de texto encriptados para coordinar sus ataques a nivel internacional, en una escala que nunca antes habíamos visto.

RETOMEMOS LAS SENDAS ANTIGUAS

Está muy bien que como iglesia nos interese el crecimiento, ganar a los perdidos, predicar por internet y llenar los auditorios; pero ahora Dios nos está pidiendo que demos la prioridad al clamar a Él por nuestros pequeños.

A nuestros pequeños les ha tocado nacer y crecer en medio de una generación que ya no se sonroja por nada, como profetizó Jeremías:

“¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová.” Jeremías 6.15.

“Were they ashamed when they had committed abomination? No! They were not at all ashamed; nor did they know how to blush. Therefore they shall fall among those who fall; at the time I punish them, they shall be cast down, says the Lord.” Jeremiah 6.15.

Toda perversión imaginable ocurre hoy en las escuelas, colegios y universidades. Los experimentos gay y lésbico son considerados normales en estos centros. Los jóvenes y niños de hoy se han acostumbrado tanto a la inmundicia que, en lugar de caérseles la cara de vergüenza, se ríen de ella. Hoy se ha perdido casi totalmente el decoro y el pudor; por lo cual Dios le reclama a esta generación:

“Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.” Jeremías 6.16.

“Stand in the ways and see, and ask for the old paths, where the good way is, and walk in it; then you will find rest for your souls. But they said, we will not walk in it.” Jer. 6.16.

Nuestra única opción ahora es detenernos en el camino y retomar las sendas antiguas, las sendas por donde caminaron nuestros antepasados espirituales. Y tenemos que hacerlo, más que todo por nuestros pequeños. Debemos enseñarles el temor de Dios, la santidad y el amor al prójimo.

He estado en apenas una media docena de convenciones aquí en Estados Unidos, pero esta vez me pude dar cuenta de algo, algo que tal vez no llamó la atención tanto como la música o las luces: Se sirvió comida para los pastores y sus familias que vinieron de afuera de California a esta convención. Yo interpreto esto como una excelente señal, la señal de que la Asamblea Apostólica está regresando a caminar por las sendas antiguas; está empezando a recuperar el terreno perdido.

COMPRENDAMOS QUE ÉSTA ES UNA GUERRA MUY REAL

En la Tierra no sólo hay guerras por territorio, recursos naturales o cuestiones hegemónicas. Una de las guerras más intensas que se está peleando es la guerra por la familia. Existe una estrategia global contra esta institución divina, un plan siniestro ideado por el enemigo del hombre y apoyado por su sistema, el que la Biblia llama “mundo”.

Pero el ataque espiritual del enemigo en sí mismo no constituye nuestro verdadero problema, ya que Dios nos ha dado armas para vencerlo. El verdadero problema es que muchos desconocen que están en medio de esta guerra, y debido a ello no se aperciben, no se defienden, no protegen a sus pequeños, a los más débiles.

Quienes no perciben la guerra espiritual o se niegan a combatir espiritualmente por los más pequeños, son cómplices de una gran injusticia y de algún modo pagarán las consecuencias de su grave error.

Aung San Suu Kyi, la conocida activista birmana que lucha contra la corrupción del gobierno de su país, dijo que “la verdadera medida de la justicia de un sistema es la cantidad de protección que garantiza a los más débiles.”

Al principio dijimos que cuando Dios nos mira Él no ve individuos sino generaciones. Nosotros podemos olvidar esto algunas veces, pero el enemigo de nuestras almas, no. Cuando él ve un matrimonio bendecido por Dios y un hogar que produce hijos sanos, él lanza su estrategia de siempre contra esa familia; y su estrategia es “hurtar, matar y destruir.” Juan 10.10a.

En estos tiempos, una cantidad notable de hermanos ha caído y claudicado frente al desafío que representa el matrimonio y el hogar. Algunas de estas personas fueron en otro tiempo líderes en sus iglesias, graduados del colegio bíblico, etcétera; hermanos aparentemente maduros; no obstante, no consiguieron ganar la batalla por sus familias.

Nuestro corazón se estremece por ellos, y sobre todo porque sabemos que estas bajas eran evitables. Todavía más: Pensemos, no sólo en los líderes que hemos perdido, sino también en sus hijos, nietos; generaciones enteras.

Estamos arribando a un momento de la historia de la Iglesia en el que aquellos que no estén guardando su pacto con el Señor a favor de sus familias, no podrán resistir, e inexorablemente caerán ante los embates del enemigo.

Pero gracias a Dios por las familias apostólicas que todavía eligen la senda de la obediencia y la santidad; familias que, aunque no son perfectas ni mucho menos, están caminando hacia la perfección; familias compuestas de personas imperfectas que se han comprometido a seguir al Perfecto, en todo.

La victoria sólo será concedida a estas familias; las que logren discernir la realidad espiritual, y estén dispuestas a rodear su casa con la protección necesaria para permanecer firmes en la posición a la que Dios les ha llamado.

ASUMAMOS QUE PROTEGER ES PROVOCAR

En el capítulo 4 de Nehemías hallamos una importante lección sobre lo que estamos diciendo:

“Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y enfureció mucho, y burlándose de los judíos, dijo delante de sus hermanos y del ejército de Samaria: —¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Y estaba junto a él Tobías, el amonita, el cual dijo: —Lo que ellos edifican del muro de piedra, si sube una zorra lo derribará.” Vv. 1–3, RV95.

“But it so happened, when Sanballat heard that we were rebuilding the wall, that he was furious and very indignant, and mocked the Jews. And he spoke before his brethren and the army of Samaria, and said, “What are these feeble Jews doing? Will they fortify themselves? Will they offer sacrifices? Will they complete it in a day? Will they revive the stones from the heaps of rubbish—stones that are burned?” Now Tobiah the Ammonite was beside him, and he said, “Whatever they build, if even a fox goes up on it, he will break down their stone wall.”

Cuando Nehemías llegó a Jerusalén encontró la ciudad en ruinas y decidió dar los pasos necesarios para restablecerla, comenzando con la reconstrucción de los muros. Los muros eran importantes porque protegían la ciudad; no obstante, la decisión de reconstruirlos provocó inmediatamente la ira de los vecinos que eran enemigos del pueblo de Dios.

Pero con lo que los enemigos de Nehemías no contaron, fue que éste era un hombre de oración; un guerrero de Dios. ¡Dios defendía a Nehemías!

Si en verdad deseamos que Dios defienda nuestros hogares, defienda a nuestros pequeños, en algún momento tendremos que pronunciar oraciones de guerra, atando los espíritus que intentan destruir nuestra familia. Debemos edificar muros de protección espiritual para los nuestros, y estar siempre preparados para la guerra espiritual que ello provocará.

Un joven pastor le confesó a un colega lo siguiente:

“No sé si vas a creerme, pero yo nunca había tenido problemas con la pornografía. Me casé y fui ordenado al ministerio siendo muy joven. Soy feliz en mi matrimonio y en lo que hago en la Iglesia. No he sostenido grandes luchas con la inmoralidad. Sin embargo, hace un año comencé a tener visiones de figuras obscenas. Toda clase de imágenes inmundas venían a mi imaginación. En medio de esa intensa lucha acudí a mi líder de la denominación para que orara por mí, y por la gracia de Dios fui libre. Unos meses más tarde, en una reunión de confraternidad me tocó dar una conferencia. Al terminar el servicio, apareció un hombre que había sido líder del satanismo en la ciudad donde pastoreo. Él se había convertido a Cristo hacía un tiempo y reconoció mi nombre al oírlo, por lo que se acercó para decirme: Hermano pastor, ¿sabías tú que en nuestra ciudad hay diez templos satanistas? En cada uno de esos templos hay una lista de siervos de Dios contra los cuales se ayuna y ora al diablo, para que ellos y sus familias sean destruidos. Pastor, tu nombre está en cada una de esas diez listas.”

Esto es algo totalmente real: Sobre nuestras vidas llegan todo el tiempo torrentes de perversidad, cuyo propósito es destruirnos y destruir a nuestros pequeños. Muchas veces no percibimos estos ataques, y acabamos luchando en los lugares incorrectos. ¡Necesitamos desarrollar la capacidad de orar inteligentemente y con discernimiento!

OREMOS CON INTELIGENCIA Y DISCERNIMIENTO

2ª Corintios 10.3-4: “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.”

2 Corinthians 10.3-4: “For though we walk in the flesh, we do not war according to the flesh. For the weapons of our warfare are not carnal but mighty in God for pulling down strongholds.”

Un ministro local testificó así: “Recuerdo muy bien aquella tarde en que volví a casa luego de haber trabajado todo el día en la oficina. Había estado de bastante buen humor, pero a medida que me acercaba a casa, y sin tener un porqué, crecía en mi interior un sentimiento de ira hacia mi esposa. Al entrar a la cocina, la ira se convirtió en odio; y al ver a mi esposa, en sus ojos pude ver que ella abrigaba los mismos sentimientos hacia mí. Intentamos entablar algún diálogo pero el ambiente se tornó cada vez más tenso. No le encontrábamos una explicación, y menos una solución. Repentinamente, en medio de ese clima hostil, mi esposa me tomó de la mano y me dijo: ‘Vamos a orar’. Sentí bastante vergüenza, pues yo era el ministro, el supuesto sacerdote de la casa. Ella comenzó a decir: ‘Espíritus inmundos de odio y rencor que han venido a meterse en nuestro hogar, los echamos fuera en el nombre del Señor Jesús. ¡Nuestro matrimonio no les pertenece! ¡Váyanse!’ Y en unos segundos, la hostilidad se disipó por completo.”

La esperanza se encuentra en la capacidad de orar con inteligencia. Muchos pleitos y problemas en la casa resultan de nuestro mal carácter; son sencillamente una evidencia de nuestra carnalidad. Pero otros problemas son el producto de la invasión demoníaca, cuyo objetivo es instalar en nuestro medio la gritería y la maledicencia; hacer que se resquebraje nuestra relación familiar y que nos veamos privados de la bendición de Dios.

Problemas en la casa todos tenemos, pero la clave de lo que estamos diciendo es que nada sucede porque sí, o por casualidad. Para todo existe una causa, y muchas veces la causa es espiritual. Nosotros debemos ser capaces de discernir entre lo que puede ser sólo un desacuerdo pasajero y lo que es un ataque frontal de las fuerzas espirituales de maldad que tratan de derrumbar nuestro hogar. De esto hablaba Pablo a la iglesia del siglo primero:

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.” Efesios 6.12-13.

“For we do not wrestle against flesh and blood, but against principalities, against powers, against the rulers of the darkness of this age,[a] against spiritual hosts of wickedness in the heavenly places. Therefore take up the whole armor of God, that you may be able to withstand in the evil day, and having done all, to stand.” Ephesians 6.12-13.

OREMOS HASTA VER LOS CIELOS ABIERTOS SOBRE LA CASA

Debemos arrepentirnos y pedir perdón a Dios y a los demás por toda ofensa. Debemos procurar al máximo la santidad. Pero también debemos caminar en la autoridad que Dios nos ha dado, como caminaron Esdras y Nehemías en su tiempo.

Habrá momentos en que será necesario, aún antes de tratar con nuestro mal carácter, ejercer la autoridad que nos ha sido dada sobre los espíritus inmundos que están atacando nuestra familia.

Necesitamos ser atrevidos en el reino de los cielos, porque Dios quiere darnos la victoria; y debemos estar dispuestos a continuar luchando hasta conseguirla. Debemos pedir, insistir, clamar y batallar.

Cuando la opresión se hace tangible, por favor, démonos cuenta de que la situación no se resuelve simplemente con el diálogo. Tenemos que arrojarnos al piso y decir: “Señor, no me levanto de este lugar hasta que el enemigo sea expulsado de aquí y los cielos sean abiertos sobre mi casa”.

Los ataques vendrán una y otra vez contra nuestra familia; así que debemos estar dispuestos a pelear las batallas cuantas veces sea necesario, recordando que el Señor prometió estar con nosotros siempre.

HUMILLÉMONOS ANTE DIOS

Al igual que Esdras y Nehemías, necesitamos confiar en la seguridad de los métodos de Dios en medio de las etapas dificultosas de la vida. Cuando se desata la tormenta, la única forma en que un piloto puede llevar su avión al aeropuerto es confiando en los indicadores digitales.

Nuestros sentidos y lógica humana no sirven de nada en este momento. La sabiduría del mundo tampoco nos puede ayudar. ¡Tenemos que confiar en los indicadores de Dios! En medio de toda esta locura que nos ha rodeado, necesitamos seguir el consejo bíblico:

“Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.” Santiago 4.6-10.

“God resists the proud, but gives grace to the humble. Therefore submit to God. Resist the devil and he will flee from you. Draw near to God and He will draw near to you. Cleanse your hands, you sinners; and purify your hearts, you double-minded. Lament and mourn and weep! Let your laughter be turned to mourning and your joy to gloom. Humble yourselves in the sight of the Lord, and He will lift you up.” James 4.6-10.

Hemos oído el testimonio de Ángela Yuan, una madre que oró durante muchos años y ayunó cada lunes por su hijo homosexual, hasta que éste se convirtió en un siervo de Dios.

Cuando usted y yo nos humillamos al Señor, cuando nos afligimos ante Él, cuando ayunamos y oramos por nuestros pequeños, le estamos dando una paliza al diablo; le estamos abofeteando en la cara y gritándole: ¡Suelta a los pequeños que has atado a la pornografía, al alcohol, las drogas, a los malos amigos, a la homosexualidad, a las ideas de esta cultura poscristiana, al dios del materialismo, y todo lo demás! ¡Suelta ahora mismo a los pequeños esclavizados por la mundanalidad, la doble vida y la religiosidad!

CONCLUSIÓN

Es momento de que nos levantemos decididamente, como se levantaron Esdras y Nehemías, y busquemos a Dios para que Él nos guíe por el camino de la protección para nuestros pequeños. Y hay algunas líneas de acción que podríamos seguir, con las cuales quiero terminar.

A los máximos líderes de nuestra iglesia, les pido consideren elaborar programas que propendan al fortalecimiento de la familia apostólica. Tenemos este asunto vital descuidado. Diversas estadísticas a nivel religioso prueban que estamos rezagados en esta área. Muchos grupos nos marcan la pauta en lo tocante a la institución familiar, incluyendo el catolicismo romano. Es cierto que allá las doctrinas son equivocadas, bíblicamente hablando, pero ya que hablamos bíblicamente, digamos también como dijo el Señor Jesús: Era necesario hacer esto, sin dejar de hacer aquello.

A Obispos de distrito, sus mesas directivas y sus Ancianos, les propongo proveer más oportunidades para que nuestros ministros y sus familias puedan hablar sin tapujos, con toda transparencia, de lo que les aqueja y muchas veces esconden por el temor de ser juzgados o puestos en deshonra. Ya es hora de que digamos “basta” a la constante pérdida de soldados (y a veces generales) por la falta de cuidados a la familia ministerial.

A mis compañeros Pastores y Ministros, propongo que invirtamos más recursos y usemos creatividad en programas locales que contribuyan a la edificación de los matrimonios y, principalmente, a la formación espiritual de nuestros niños, adolescentes y jóvenes. Trasmitamos a nuestros pequeños los principios espirituales y valores morales que hicieron fuerte a nuestra iglesia desde principios del siglo XX hasta hoy. Como dicen en el hospital: es mucho mejor prevenir que curar.

A quienes sirven en su iglesia local, sin importar el nivel en que estén, escuchen lo que el Espíritu Santo dice a la Iglesia en su hora final: Ordenemos nuestras prioridades. Dios es primero, luego nuestra familia, y en tercer lugar la iglesia. Todo lo demás viene después. El dinero, el trabajo, la educación, la casa y los planes futuros, ¡nunca deben subirse al podio de los tres primeros!

Y a todos los que leen este mensaje, Dios nos llama a una vida de oración y ayuno más intensa, para obtener de Él Su protección para nuestras familias.

Asamblea Apostólica, en nuestra casa, en nuestros grupos celulares, en nuestros cultos y en cada una de nuestras actividades, ¡unámonos por nuestros pequeños, en el poder del Espíritu Santo! Amén.

🇪🇸 Sermón predicado por el Pastor Gabriel Pereira das Neves en la convención internacional de la Asamblea Apostólica, el sábado 28 de Noviembre de 2015, en Long Beach, California, Estados Unidos. / 🇬🇧 Sermon preached by Pastor Gabriel Pereira das Neves, at the international convention of the Apostolic Assembly, on November 28, 2015, in Long Beach, California, United States. / 🇵🇹 Sermão pregado pelo pastor Gabriel Pereira das Neves na convenção internacional da Assembléia Apostólica, o 28 de Novembro de 2015, em Long Beach, California, Estados Unidos.

Página de la edición especial del Heraldo Apostólico, publicada a comienzos de 2016 por la Secretaría de Educación Cristiana de la Asamblea Apostólica.